Fue un honor el haberte conocido. El honor fue tuyo

El juicio

– ¿Me está usted comparando el niño con un toro? – inquiere el juez al acusado.

– Sí, señor juez, se lo digo porque parece que no lo entiende. Usted imagínese un toro en una granja. Le alimentan, le crían, le engordan y le sacrifican. ¿Cuál ha sido la existencia de esa ternera? Se lo diré señor juez, una existencia miserable.

Mientras tanto un toro de lidia es elegido, es un honor, sólo de las familias de la creme de la creme se eligen los mejores toros. Después, vive en la Dehesa, libre y feliz. Los mejores son los elegidos y son ellos los que pueden ser sacrificados en la plaza y sólo alguno de ellos podrá perdurar en la memoria de todos. Y yo le pregunto señor juez, ¿Quién se acordará de usted y de mí cuándo hayamos muerto?

– Le entiendo, señor acusado, ahora el fiscal pasará a hacer una exposición de los hechos.

El acusado ha dedicado su vida a recorrer el imperio en busca de los jóvenes más puros entre las familias más poderosas. Niños y niñas sin taras ni deformidades. Las familias ofrecen a sus vástagos para poder contribuir al bienestar del imperio.

Hay colas para recibir al acusado. Todos quieren ser honrados con la posibilidad de ser elegidos para la capacocha. Eso hará que su familia medre en la escala social y que el infante pase a los registros.

Durante meses los elegidos serán agasajados mientras recorren el imperio en procesión ceremonial. La plebe se postrará a sus pies porque durante estos meses serán lo más parecido a la personificación del dios sol en la tierra.

Para concluir ascenderán a una de las montañas sagradas y completarán el ritual masticando coca y bebiendo chicha. Al final darán su calor vital a la tierra y eso garantizará el bienestar del resto de los ciudadanos del imperio.

Ellos reposarán incorruptos en un mausoleo sagrado más cerca del sol que ningún otro habitante del imperio, incluido el emperador.

¿Puede haber un honor más grande? No entiendo como un juez español osa intentar juzgar nuestras costumbres y a uno de nuestros próceres desde su punto de vista. ¿Cree usted que está por encima de Dios?

La Capacocha

Aquí he recreado un juicio que nunca tuvo lugar, donde el conquistador europeo vilipendiaba las costumbres aborígenes como la de la Capacocha, donde se sacrificaban niños.

Si visitáis Salta no dejéis pasar la oportunidad de visitar el Museo de Arqueología en Alta Montaña. Allí se exponen las tres momias del Llullaillaco. Una niña (la niña del rayo), un niño y una adolescente (la doncella) que fueron asesinados en ritual y el frío perpetuo de la montaña ha preservado incorruptas durante cientos de años.

Como se trata de restos humanos, prohíben sacar fotos así que tendréis que visitarlo o googleaerlo. A mí me echaron la bronca (y me fui del museo) por fotografiar un panel explicativo. He sido tan buen chaval toda mi vida que no estoy acostumbrado a ser reprendido.

El lugar del ritual se encuentra a más de 6000 metros de altura con temperaturas que nunca han subido de -10 grados. Es también curiosa la historia de las condiciones en las que se desarrollaron los hallazgos.

Los argentinos se encuentran especialmente orgullosos de ser pioneros en técnicas de conservación criogénica. Gran parte del museo está dedicado a ello.

Se han encontrado restos de este tipo de prácticas en las montañas más altas de los Andes.

Hacía 30 años que no había ninguna muerte en la temporada de ascenso al Aconcagua. Si con los equipos y la preparación de hoy en día las montañas son tan peligrosas imagínense hace 500 años.

Si os fijáis bien en el lado izquierdo de la montaña nevada (Aconcagua) hay un pico en forma de pirámide. Allí es donde se realizaban los sacrificios en esta cumbre. No confundir con el volcán Llullaillaco.

Por otro lado la totalidad de los registros documentados de estas prácticas corresponden a cronistas españoles. Ahora se está dando una revisión a la historia generalmente aceptada. Sin nuevos datos llegar a conclusiones diferentes me parece oportunista pero no estudié antropología.

Es difícil juzgar el pasado con ojos del presente sin prejuicios en la interpretación. Hoy en día resulta abominable la idea del sacrificio humano pero en su día la muerte no era considerada el final y en muchas culturas estos sacrificios rituales eran considerados un honor.En la cultura maya, en el juego de pelota se sacrifica al ganador. Como nos dijo el guía:

«Cierto, al ganador lo sacrificaban pero al fin y al cabo sólo le pasaba una vez en vida»

Mi intención era sólo haceros una recomendación e invitaros a reflexionar. Me gustaron las respuestas de la entrada anterior.

¿Podemos juzgar la historia sin prejuicios? ¿Debemos preservar las costumbres aunque estemos en contra de ellas?

No dudéis en buscar las imágenes en Google.

2 comentarios sobre “Fue un honor el haberte conocido. El honor fue tuyo

  1. los padres eran dueños de sus hijos y podían matarlos (normalmente cuando el niño no era obediente) Esto era la norma ya que si tu eras responsable del hijo, el hijo te pertenecía.
    Para acabar con esta practica se estableció que para que un padre pudiera matar a uno de sus hijos debería llevarlo frente a un tribunal popular y ellos decidirían si estaba justificada la decisión del padre.
    Estos avances en legislación han sucedido en todo el mundo, el echo de que una sociedad tenga unas normas sociales diferentes en un momento de su historia no significa que no tuviéramos todos esas mismas normas sociales.
    La famosa ley del Talión (ojo por ojo) también fue un gran avance para los derechos individuales, ya que lo normal cuando mataban a un niño o mujer, su responsable pedía la muerte de otro niño o mujer relacionado con el asesino (un niño elegido a dedo). La ley del Talión pedía la muerte del asesino. El perpetrador era el que recibía el castigo.
    El primer registro de la ley del talión es de hace 3900 años en Babilonia, Pero yo creo que hasta el derecho ingles no se dotaba de igualdad de derechos a los niños y a los adultos en casi ningún sitio del mundo.
    En Europa se mataba a los niños desobedientes o se mataba a alguno de tus familiares cuando cometías un crimen, allí se mataba a un niño como sacrificio. Bastante similar, el niño en ambos casos era propiedad del padre y hacia con el lo que quisiera.

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    1. Muy bien aporte. Depende de las versiones, el padre de la familia acomodada sí que aceptaba el sacrificio del hijo a cambio de prebendas.

      En la ley del Talión, según algunas interpretaciones coránicas. El varón tiene valor doble sobre la mujer. Hecho también interesante.
      El precio de la sangre va cambiando

      La interpretación del Corán que hacen los ayatollahs en Irán va más allá en la discriminación femenina, a pesar de la lucha de las mujeres por cambiar este estado de cosas. La mujer vale, por ley, la mitad que un hombre, aunque la jurisprudencia avanza en sentido contrario. En caso de accidente o muerte, el valor de la vida de un varón es el doble que la de una hembra. Hasta hace poco si un automovilista podía optar, en caso de accidente, entre matar a un hombre o a una mujer, no lo dudaba: su responsabilidad en caso de homicidio involuntario le costará el doble si mata a un hombre.

      Aquí dejo un apunte si quieres echar un vistazo

      En caso de asesinato, la familia de la víctima puede pedir que se aplique el «ojo por ojo, diente por diente». Si la víctima es hembra y el asesino hombre, tendrá que compensar a la familia del criminal con una cantidad equivalente a la diferencia del precio de la sangre de las dos muertes.

      Ameneh Bahrami peleó hace poco contra esta norma y dio un paso importante: un macho desalmado le arrojó ácido sulfúrico a la cara por negarse a contraer matrimonio. Ameneh perdió la visión. Fue operada en Barcelona, sin éxito. A su regreso a Teherán solicitó la aplicación de la ley del Talión, vigente en su país, que exige un castigo igual al crimen cometido.

      Hace unos meses consiguió una gran victoria. Así lo cuenta ella en su libro Ojo por ojo: «Yo fui la primera mujer en Irán que consiguió acogerse a la ley del Talión. Lo hice para crear un precedente en defensa de las mujeres iraníes, para que dejen de valer, a ojos de la justicia, la mitad de lo que vale un hombre. En principio, como la mujer sólo vale la mitad de un hombre, la justicia decidió que, si yo había perdido los dos ojos, mi agresor sólo debía perder uno. Pero continué la batalla legal y al final logré que se me reconociera el mismo derecho que a un hombre». Al final, le perdonó

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